La columna vertebral constituye la parte más importante de nuestro sistema postural (formado por los músculos y las articulaciones que nos mantienen erguidos). Gracias a sus 24 vértebras móviles y a los discos que las separan, y a las otras 9 que están fusionadas formando los huesos sacro y coxis, la columna vertebral proporciona un sostén firme y, a la vez, permite
el movimiento.
A lo largo del día, los discos funcionan como un amortiguador, absorbiendo la presión que producen los movimientos y esfuerzos. Además, al mantener la espalda vertical, la fuerza de la gravedad hace que las vértebras vayan comprimiendo los discos que las separan, por lo que éstos van perdiendo grosor. De hecho, se calcula que a lo largo del día un sujeto normal pierde hasta 2 cm de altura. Durante la noche, al estar en posición horizontal, los discos se rehidratan y recuperan su grosor normal.
Además, durante el día se utilizan los músculos para mantener posturas y realizar movimientos y esfuerzos, Por eso es importante asegurar que durante la noche la cama aporte un soporte adecuado y permita que la musculatura se relaje. Una postura incorrecta puede incrementar la presión sobre la columna, contracturar la musculatura e impedir un buen descanso, haciendo que al despertar nos sintamos cansados y con los músculos y articulaciones tensos.
Al dormir, un soporte adecuado debe respetar la forma de nuestro cuerpo. De este modo, podemos disfrutar de un buen descanso nocturno. La columna vertebral puede así estar tumbada en la posición correcta (recta si dormimos de lado o con su forma natural en «S» si lo hacemos boca arriba). Esto también facilita que los discos se rehidraten y recuperen su grosor, y que la musculatura de la espalda y las piernas se relaje.
"Un sueño nocturno sano y reparador es fundamental para encontrarse bien física y mentalmente."